Día de muertos, de origen europeo

Colocar ofrendas a los muertos, adornar con papel picado, flores cempasúchil , colocar tamales y comer dulces de azúcar en formas de cráneos o panes con forma de cadáveres son tradiciones que no provienen del mundo indígena ni prehispánico, sino de la Europa de la Edad Media, especialmente de los jesuitas.

Según la investigadora Elsa Malvido “De ninguna manera, como se nos quiere hacer creer, representan resabios de la cultura indígena mexicana. Fue el abad de Cluny, en la Francia del siglo X, quien decidió dedicar el día 2 de noviembre a la celebración en honor de los macabeos, una familia de patriotas judíos reconocidos como mártires en el santoral católico y que, además, consagró el día anterior, el primero de noviembre, para la conmemoración de los santos y mártires anónimos, quienes no poseen nombre, apellido ni festividad en el calendario ritual católico”

La costumbre de colocar un altar de muertos con la creencia de que los parientes visitan el hogar, es una antigua creencia religiosa de tradición romana , es por eso que en Galicia, al norte de España, en la cena del 31 de diciembre, la comida se deja en la mesas para que lleguen los familiares a comer.

“Seguir pensando que es una tradición de origen prehispánico significa que no entendimos nada, puesto que es profundamente romano y este fenómeno puede hallarse en todo Europa ”, afirmó la investigadora. Además dijo que quienes inventaron que esta celebración es prehispánica, fueron los intelectuales de los años 30. Como se menciona en el libro "Mexicanidad versus identidad nacional" de Martha Luz Arredondo Ramírez:
"Al concluir la Revolución, el Estado tomó conciencia de la exclusión en que siempre se tuvo al indígena y pretendió, al menos en los primeros 20 años posrevolucionarios, reivindicarlos. Se decidió exaltar su imagen como símbolo de identidad nacional, fomentando el repudio a lo hispano"

Asimismo aclaró Malvido que esta costumbre se relaciona más con el hecho de que los fieles solían velar el cuerpo de Cristo el día en que fue crucificado, lo mismo que hacían con sus familiares el día en que los enterraban. Así cuando las Leyes de Reforma retiraron los panteones de las iglesias mexicanas y los volvieron cementerios civiles, la tradición y la verbena se trasladaron a dichos sitios.
La tradición comenzó en las tumbas de los ricos, que eran decoradas con encajes y mantones, adornados con portavelas y candelabros de oro y plata. La gente acudía a los panteones a visitar estas tumbas adornadas y a pasear a sus hijas vestidas elegantemente para buscarles marido bien acomodado; luego, cada quien comenzó a adornar, de acuerdo con sus posibilidades las tumbas familiares. De ahí comenzó la tradición de visitar y pernoctar en los panteones”, dijo.

Por 28 años, la doctora Maldivo fundó el Taller de Estudios sobre la Muerte y congresos como “Así estudiamos la muerte hoy”, realizado en el Museo de Antropología y “El cuerpo humano y su tratamiento mortuorio”, que se publicó como un libro. En los congresos pudieron llegar a la conclusión de que las fiestas del primero y dos de noviembre son de origen católico, y fueron establecidas desde el siglo X, desmitificando la reinvención política y antropológica que tienen origen prehispánico.

La historiadora Elsa Malvido trabajó durante 44 años en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) siendo una de las más reconocidas investigadoras de la Dirección de Estudios Históricos (DEH) del INAH, donde coordinó el Taller de Estudios sobre la Muerte desde 1987, el proyecto Salud-Enfermedad de la Prehistoria al Siglo XXI a partir de 1986, y el Seminario de Demografía Histórica en el que comenzó a trabajar desde 1970.

Festividad única


No obstante, aunque los orígenes no hayan sido prehispánicos en su totalidad, la manera en que se festeja el Día de Muertos en México es única en el mundo y responde al sincretismo religioso que se dio después de la conquista de los españoles, señaló Roberto Morán, teólogo y profesor de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad La Salle.

Morán agregó que “ésta no es una tradición ni europea ni prehispánica, sino que responde a un sincretismo de ambas culturas y que son reflejo de la mexicanidad, un aporte único de nuestro país al mundo”, no por nada fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

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