El propietario del local esperaba “unos diez clientes”, pero se encontró con un pelotón de 250 clientes desnudos en la puerta del establecimiento, de modo que tuvo que dividir a los clientes en cinco remesas de veinte despelotados, para que la compra no acabara en un festival de frotismo por los pasillos.
La mayoría de los cien primeros clientes que se beneficiaron de la oferta eran daneses que cruzaron la frontera aprovechando los precios más económicos de las bebidas alcohólicas en el lado alemán. En el vídeo grabado por Foto Reporteren puede verse a dos jóvenas llenando el carrito de todo tipo de espirituosas, haciendo acopio para el botellón (¿nudista?) que organizaban esa misma noche.
La oferta a los compradores nudistas era una hábil maniobra publicitaria de la cadena Priss, que buscaba la atención mediática mediante un recurso que nunca falla: mostrar carne. Incluso en un país tan dado a andar en porretas como es Alemania. Concretamente, Süderlügum está en la frontera norte del país, lindando con Dinamarca.
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