La razón es que los hombres corren más riesgos en general, y por tanto también en las tormentas eléctricas. Los hombres son más reacios a dejar de lado lo que están haciendo por una simple inclemencia meteorológica, tal y como ha señalado John Jensenius, un experto en seguridad del Servicio Nacional de Meteorología, y refrenda Peter Tood, un psicólogo conductista de la Universidad de Indiana. Y es que las actividades deportivas y de ocio están detrás de casi la mitad de fallecimientos causados por un rayo.
En Nuestra especie del antropólogo Mavin Harris se dedica un interesante capítulo a explicar cómo los comportamientos arriesgados de los hombres atraen más a las mujeres y son una forma de competir con otros hombres para demostrar su valía frente a ellas, sobre todo entre los jóvenes. Un comportamiento inútil y lesivo como lo es la hiperbólica cola del pavo real.
También es la razón, entre otras, de que la longevidad femenina sea mayor que la del hombre:
¿Puede el fracaso masculino a la hora de elevar su esperanza de vida tan rápidamente como las mujeres explicarse íntegramente en función de prácticas, sociales y clínicas, modificables? No veo razón alguna para dudarlo. Los varones fuman más que las mujeres, comen mayores cantidades de carnes rojas ricas en grasas, beben más alcohol, toman más drogas duras, se exponen a mayores cantidades de sustancias industriales tóxicas, corren mayores riesgos en el puesto de trabajo, conducen más deprisa e imprudentemente y desarrollan con mayor frecuencia personalidades competidoras generadoras de tensión.Todos estos comportamientos tan varoniles desembocan en ataques del corazón, cánceres de pulmón, cirrosos hepática, accidentes de coche, accidentes laborales, homicidios o suicidios. Y, por supuesto, que te alcance un rayo mientras estás pescando, de camping o practicando golf.
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