Con “sangre de conejo” combate los prejuicios que todavía arrastra el pulque, considerado erróneamente como bebida de pobres y rancheros, cuando en la época prehispánica su consumo era exclusivo de sacerdotes y ancianos.
David Maya Ávila, habitante de San Miguel de las Cañadas, zona serrana de Tepotzotlán, desde hace un año vende “sangre de conejo”, curado de xoconostle (Xocotl = Fruto verde o inmaduro y Nochtli = Cactus) elaborado con pulque del maguey cimarrón que crece en el monte que produce una bebida fuerte y hasta con poderes alucinógenos si se toma en exceso.
Maya Ávila es propietario del restaurante El Sitio Maya, ubicado en dicha comunidad, donde impulsa la tradición del pulque cuyo consumo en los últimos años se ha incrementado en las ciudades.
“Es parte de rescatar esa herencia del maguey, de rescatar los distintos tipo de maguey que se sembraban. Está El Manotas, que es el que más se consume en el municipio, pero afortunadamente todavía tenemos un lugar, entre San Miguel y Cañadas, que se llama Peña Colorada, donde es posible consumir el de maguey cimarrón”, relata.
Agrega: “Es el pulque del monte, fortísimo, algunos dicen que tiene poderes alucinógenos, porque es de veras tremendo, dos o tres litros y ya está uno ‘viendo a Dios’.
“Pero es un pulque muy raro precisamente por eso, porque el maguey cimarrón, la mayoría de los que vivimos en Tepotzotlán lo conocen, es un maguey chaparrito, de hojas con puntas muy feroces”.
Maya Ávila afirma que el pulque es curativo, tonificante, energético y afrodisiaco, por eso el mote de “chamaquero”. En San Miguel Cañadas el consumo percápita es entre siete y 10 litros diarios.
“El pulque tiene calcio, por eso las mujeres embarazadas lo toman al igual que al aguamiel, siempre y cuando no abusen.
“El pulque es curativo hasta el primer litro, ya después no tanto. Ayuda a la circulación, gente que está pálida toma su primer vaso y luego luego se ‘chapea’”, dice.
Añade: “Es energético, totalmente energético. Percápita, en el pueblo de San Miguel, se toma entre siete y 10 litros diarios, pero empiezan a tomarlo a las siete de la mañana y terminan a las nueve de la noche. No se ponen borrachos porque el secreto es que están tomando cantidades energéticas, comen, trabajan y vuelven al pulque”.
“A mi restaurante llega gente de la ciudad asqueada del pulque porque no quieren saber nada de caca de borrego en la tinaja, y hay que explicarles que el olor que perciben es porque tiene dos o tres días”, dice.
Dice que en la ciudad crece el interés de la juventud por tomar pulque y en algunos sitios, como Coyoacán, el litro de curado cuesta hasta 164 pesos, mientras que en Tepotzotlán los tlachiqueros (los productores de pulque) venden el litro en siete pesos.
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