La tortuga sin caparazón
La tortuga de Cantor, o Pelochelys cantorii es probablemente una de las especies más extrañas de tortuga del mundo. Su apariencia, como imaginaréis, llama la atención en el momento en el que te das cuenta de que carece de caparazón. Su dorso, blando y aplanado, se forma debido a la unión de las costillas sobre las que se deposita la piel, dura y correosa. Para defenderse, Pelochelys cantorii se pasa casi todo el tiempo hundida en el fango. Se alimenta de moluscos varios que encuentra en el río y actualmente está catalogada como una especie amenazada.
El dragón azul
Glaucus atlanticus es una preciosa babosa marina. Parece mentira poder unir estas dos palabras, pero los nudibranquios se encuentran entre las especies más bonitas del mundo. Y no solo por Glaucus. Propio de aguas templadas y tropicales, el dragón azul no necesita esconderse para protegerse: es terriblemente tóxico. Para ello, consume medusas tales como Physalia phisalis, o carabela portuguesa, seleccionando los nematocistos y toxinas que porta para luego usarlos en su beneficio. El color azul parece avisar, precisamente, del peligro, además de darle a Glaucus una increíble elegancia.
El pez con dientes humanos
El Myleus pacu es un pez propio de las aguas dulces de Latinoamérica y ahora introducido en Papúa. Su característica más llamativa, sin duda, es la dentadura que tiene, algo que resulta insólito. Los peces desarrollan los dientes de una manera bastante distinta a cómo lo hacemos los mamíferos. Ni su finalidad ni su funcionamiento coinciden por lo que es bastante curioso ver como su mandíbula se parece extrañamente a la de los seres humanos.
El cerdo de Mar
No es un mamífero, ni tan si quiera un cordado. Las tres especies de Scotoplanes sp.pertenecen al mundo de las holoturias, los pepinos de mar. Pero se les parecen más bien poco. Estos equinodermos podrían estar sacados de un videojuego y nadie diría nada. Son los únicos pepinos de mar capaces de usar sus pequeños apéndices como si de patas se tratasen. De esta manera se mueven a lo largo y ancho del fondo profundo marino, pues para verlos hay que bajar unos 1.000 metros al lecho del mar.
El saiga
Si mezclamos el rostro de un elefante con el de un antílope probablemente nos encontremos con un saiga. el Saiga tatarica me recuerda, no se por qué, a algunas películas de ciencia ficción donde los animales tienen ese aire alienígena pero familiar. Es propio de las estepas de asia y su esperanza de vida ronda entre los 6 y los 10 años. El valor de sus cuernos para la medicina china ha provocado que esta especie se encuentre en estos momentos en un estado de conservación crítico.
La rana púrpura
Propia del sur de la india, Nasikabatrachus sahyadrensis es una de las especies más extrañas por su aspecto. Aunque la historia de su descubrimiento es curiosa, a nivel taxonómico, lo más llamativo de este animal es sin duda su apariencia. Es como si hubieran cogido un sapo enorme y lo hubieran sobrealimentado hasta que se pareciese a un pequeño cerdito. Esta rana se pasa casi todo el tiempo escondida, saliendo solo durante dos semanas seguidas para procrear y mientras tanto se alimentan bajo tierra principalmente de termitas. Se encuentra listada entre las especies amenazadas.
El unicornio de mar
El narval, o Monodon monoceros, es uno de los grandes conocidos entre las especies más extrañas. No por nada su "cuerno" es fruto de muchísimas leyendas. Solo los machos disponen de dicho cuerno que es en realidad un colmillo que se proyecta fuera de la mandíbula y a través de la piel formando el cuerno retorcido. Por ello mismo todavía no queda clara su función, si es que la tiene, pero podría ser perfectamente un carácter sexual secundario, es decir, un reclamo de apareamiento, aunque se le atribuyen otras propiedades. Aunque ya conocemos a estos primos de las belugas todavía hay muchos misterios rodeando al unicornio de mar.
El demonio de la montaña
El Moloch horridus es intimidante y curioso a la vez. Su aspecto puntiagudo y su naturaleza reptiliana hace que levante la expectación de muchos y el asco de otros. Sin embargo es fascinante. Las "espinas" de su piel, además de defensa sirven para acumular el agua, escasa en el desierto australiano, y dirigirla por capilaridad a su boca. Además presenta una "falsa cabeza" de la que puede desprenderse en caso del ataque de un depredador. El Moloch come hormigas y se suele enroscar a modo de defensa. Eso sí, a pesar del terrible nombre y su feo aspecto, el demonio de la montaña es completamente inofensivo.
Los ciervos con colmillos
Los mósquidos, o ciervos almizcleros, son una rara familia parientes de los ciervos comunes. Más pequeños que éstos, los caninos de los machos se proyectan hacia abajo como si colmillos se tratasen. Además poseen glándulas azmicleras, lo que les da el nombre a estas especies. El almizcle se ha usado siempre para obtener perfume, no solo procedente de los mósquidos sino también de otros animales. El género Moschus se encuentra al completo en peligro o en una situación vulnerable. Su costumbre solitaria y su interés por el almizcle o su piel han jugado una baza en su contra.
La hormiga panda
La hormiga de terciopelo, panda o mutílida no es en realidad una hormiga. De hecho es una avispa de la familia Mutillidae. Estas avispas son conocidas por la dolorosa picadura que presentan, aunque su característica probablemente más llamativa sea su color. En blanco y negro o rojo y oscuro, la hormiga panda parece un bizarro cruce entre un oso asiático y un insecto. Las hembras carecen de alas y, aunque emparentadas con las hormigas, son bastante diferentes en muchos sentidos. También se les conoce como asesinas de vacas, porque duele mucho cuando pica.
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