Ludwig Huber es coautor de un trabajo del Instituto de Investigación Messerli de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena (Austria) que ha sido publicado en Current Biology y que sugiere que los perros son capaces de distinguir si un ser humano está contento o está enfadado:
Se trata de la primera evidencia sólida de esta habilidad en animales no humanos para distinguir entre emociones faciales de otra especie.
El estudio se realizó con perros de diferentes razas, como retrievers, pastores, border collies, terrier y mongrels. En la fase previa, les mostraron 15 pares de imágenes de una misma persona representadas solo por las mitades de la cara en las que se apreciaban los ojos o la boca en expresiones de enfado y de alegría y “únicamente una emoción fue un estímulo de recompensa”. Tras los resultados del entrenamiento, once perros fueron seleccionados para el experimento final, que fueron cuatro pruebas.
Se usó la misma mitad de las caras que las de los entrenamientos pero contando con nuevos rostros; otras partes de las mismas caras que se usaron para los entrenamientos; otras partes de la cara, pero en personas distintas, y las mitad izquierda de los rostros de los entrenamientos.
Parece que responden a una cara enfadada como responderían a un estímulo intimidatorio, lo que indica que asocian los significados con ambas expresiones (...) no sabemos en detalle cómo los perros son capaces de discriminar entre una expresión y otra. Solo sabemos que son capaces. No hemos probado los procesos de su cerebro, como se haría en humanos con un escáner (...) lo más probable es que los perros memoricen cómo es la expresión emocional de un humano como un todo y así son capaces de recordar esta información en frente de la pantalla táctil.
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