Sin embargo una meta normalmente funciona a corto plazo, como podemos darnos cuenta con los llamados "propósitos de año nuevo", los cuales casi siempre terminamos por abandonar antes de completar nuestras metas.
Hábitos y sistemas
Si deseamos lograr grandes cambios en nuestra vida lo que tenemos ideal es crear hábitos y desarrollar sistemas, lo cual es más útil para tener el control de lo que queremos lograr en el futuro.
Un hábito es cualquier comportamiento repetido regularmente, que requiere de un pequeño o ningún raciocinio y es aprendido, más que innato. Por otro lado un sistema es un proceso que se sigue y que
conduce a los mismos (o similares) resultados. Toma tiempo desarrollarlo, pero una vez hecho, podemos obtener los resultados que deseamos.
Lo que tienen en común estos conceptos es que ambos son repetibles, cuando se construyen hábitos o se desarrollan sistemas nos estamos enfocando en lo que debemos hacer día a día, no en lo que haremos en un futuro lejano. Es decir, si tu objetivo es correr un maratón, tu sistema sería un horario de entrenamiento.
Lo que sucede es que, al dejar de pensar en el objetivo final (meta) y centrarnos únicamente en el proceso (sistema) llegamos a disfrutar más del trabajo, lo cual nos impulsa a seguir y obtener mejores resultados en el largo plazo. Esto se debe a que los hábitos y sistemas dan control sobre el momento actual mientras que las metas, siendo un objetivo a largo plazo y algo que no podemos lograr de forma inmediata, nos sentimos frustrados y decepcionados.
James Clear (jamesclear.com), empresario, levantador de pesas y escritor de los libros: Transform Your Habits y Mastering Creativity nos da tres razones por las cuales es mejor centrarse en los sistemas en lugar de las metas:
- Los objetivos pueden hacerte infeliz
Cuando encaminamos nuestras acciones hacia un objetivo en particular, lo que realmente estamos diciendo es: "No soy lo suficientemente bueno todavía, pero lo seré cuando llegue a mi meta". El problema con esta forma de pensar es que siempre estamos condicionando nuestra felicidad o éxito hasta haber alcanzado la meta propuesta y nos atribuimos un estrés innecesario. Lo que debemos hacer es mantener las cosas simples y reducir el estrés, centrándonos en el proceso diario y siendo fieles a un horario. Cuando nos enfocamos en la práctica diaria, podemos disfrutar más del presente y mejorar al mismo tiempo.
- Las metas no funcionan a largo plazo
Cuando todo tu arduo trabajo se centra en un objetivo final, ¿Qué es lo que te impulsa a seguir adelante después de haberlo conseguido tu meta? Pensemos, por ejemplo, en una persona que entrena para competir en un maratón, seguro pasará meses entrenando, pero tan pronto como termine la carrera, ¿dejará de entrenar? Un pensamiento basado en sistemas no mide los resultados con números, simplemente trata de apegarse al proceso y "no faltar a los entrenamientos". Las metas son resultados a corto plazo, los sistemas están previstos sin plazo alguno, por ello el proceso siempre gana.
- Las metas nos engañan
Todos sabemos que no se puede predecir el futuro, pero eso es precisamente lo que estamos tratando de hacer al establecer metas. Tratamos de planear dónde vamos a estar y cuándo lo haremos. Tratamos de predecir qué tan rápido podemos avanzar, a pesar de que no tenemos ni idea de lo que va a pasar durante el camino. Los circuitos de retroalimentación son importantes para la construcción de un buen sistema, ya que permiten hacer un seguimiento de muchas piezas diferentes sin sentir la presión de predecir todo lo que va a pasar. Olvídate de predecir el futuro y construye un sistema que puede indicarte cuando necesitas hacer ajustes.
No hay recetas secretas
Un sistema no necesariamente te llevará al éxito todo el tiempo, sin embargo su ventaja radica en el hecho de que pueden ser perfeccionados hasta obtener los resultados deseados, simplemente buscando el mejor método para lograr el resultado inmediato y siendo comprometidos con el mismo.
Todo sistema puede terminar convirtiéndose en un habito, aunque no existe un número exacto de días para que esto suceda, ya que no existen dos personas iguales en el mundo. El tiempo que te llevará construir un nuevo hábito dependerá del sistema que nos hayamos formado, de las circunstancias únicas de cada uno y de tu personalidad.
Lo ideal es comenzar con sistemas simples, como estirarse inmediatamente despertar, algo tan sencillo que no nos cueste hacerlo y continuar con cosas más complejas cada vez. Así es como se construyen hábitos que, sin siquiera notarlo, nos llevaran a lograr esas cosas en la vida a la que todos aspiramos alguna vez.
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