¿Cuántos de nosotros hemos recurrido a unas tazas de café bien cargadas para hacer tareas o trabajo por la noche? En América Latina es muy común el uso de café para cenar o desayunar con una pieza de pan, y de ninguna manera se ha visto como un mal hábito. Y el consumo de cafeína en niños y adolecentes ha venido en aumento en los últimos años, ya sea por consumirlo en tazas de café o en bebidas energéticas.
Pues resulta que un estudio de la Fundación Nacional Suiza para la Ciencia reveló que la cafeína puede retrasar el proceso de maduración de nuestro cerebro. ¿Pero de qué manera influye la cafeína en nuestro cerebro?
Cuando una persona es niño o adolecente recibe mucha información. De niño por medio de los padres y la escuela, ya que en esta etapa los conocimientos llegan por montones. En la adolescencia por medio de la escuela, con conocimientos más complejos que requieren una exigencia mental más grande. Como el cerebro se encuentra en un proceso donde está madurando por el trabajo del proceso de los conocimientos que le llegan, digamos que al final del día queda agotado y por medio del sueño se recupera. Este proceso provoca que el cerebro madure, y con la cafeína retrasamos y disminuimos nuestras valiosas horas de sueño, por lo tanto retrasamos esta maduración.
¿Cuáles son las consecuencias de este retraso? Pues que lleguemos a un estado adulto de forma tardía, nos responsabilicemos de nuestras obligaciones a edades posteriores a las promedio. Un ejemplo muy común, que los “adultos” aún quieran tener vida universitaria llena de fiestas alcohólicas y sin responsabilidades de familia a los 30 años.
Desde mi punto de vista, el consumo moderado de la cafeína no repercute en este hecho, porque se supone que dormirás lo necesario, pero su uso para disminuir el tiempo que dormimos si influirá en tu maduración como ser humano. La recomendación es no excederse en el consumo de bebidas con cafeína.
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