El proyecto “Sexismo Cotidiano” existe para exponer y catalogar las instancias de sexismo que vivimos día a día. Puede tratarse de casos serios o menores, ofensivos e indignantes, o tan triviales y naturalizados que ni siquiera nos sentimos capaces de protestar. Puedes compartir tu historia, decir tanto o tan poco como quieras, utilizar tu nombre real o un pséudonimo - depende de tí. Al compartir tu historia estás mostrándole al mundo que el sexismo existe, que las mujeres lo vivimos todos los días y que es un problema válido que podemos y debemos discutir.
Muchas de las formas más nocivas del sexismo se encuentran presentes en el proceso educativo, tanto en la escuela como en el hogar. Pasando las páginas en cualquiera de los blogs que conforman el proyecto, encontraremos que muchas de las historias se refieren a niñas siendo tratadas de tontas o de incapaces para ciertas disciplinas (como la matemática o la tecnología), ya sea por sus maestros o por sus propios padres; siendo restringidas de jugar con cierto tipo de juguetes, o teniendo que asumir la carga de las tareas domésticas a diferencia de sus hermanos varones, porque lavar los platos o tender las camas es "cosa de mujeres".
A partir de cierta edad, el sexismo cotidiano cobra una cara bastante más aviesa: la del temor de caminar sola por la calle, usar el transporte público o transitar por la ciudad de noche (o de día) sin enfrentarse con comentarios lascivos, conductas indeseables o incluso toqueteos sexuales por parte de desconocidos. A pesar de lo que puedan pensar muchas personas, este tipo de situaciones son una constante en la vida de la gran mayoría de las mujeres. Las estadísticas nos dicen que al menos 35% de las mujeres (es decir, una de cada tres) ha sido víctima de violencia sexual y/o física, y esto ni siquiera contabiliza la posibilidad de que un desconocido te haya tocado indebidamente y sin consentimiento mientras ibas por la calle. Eso es invisible.
Algunas de las historias que los usuarios dan a conocer:
Sole
Ésta mañana en el colectivo yendo a la casa de un amigo, un hombre desconocido que estaba sentado en el fondo me miraba descaradamente mientras hacía ruidos de besos. Estuve 5 minutos de pie mientras esperaba donde era mi parada, y no paró en ningún momento de hacer ese odioso ruido!. Cuando bajé del colectivo el muy desgraciado me saludó riéndose de mí.
Estaba vestida con ropa holgada, completamente tapada!, no hay excusas! que soy un pedazo de carne con patas? un chiste? yo me moría del miedo!
LuchaLeyendo las historias se encontrarán con muchas circunstancias que suelen pasan inadvertidas y sobre las cuales no solemos llamar la atención a riesgo de ser tachadas de "feminazis" o "resentidas", como el hecho de que se dé por sentado que somos la secretaria incluso cuando somos la dueña de la compañía, o que el mesonero asuma que la ensalada es para nosotras y no para nuestras parejas, sin preguntar. Éstas son instancias menores, que no pasan de provocar un breve momento de incomodidad, pero que a largo plazo pueden minar la confianza laboral y personal de una mujer, y a fin de cuentas no son más que una manifestación de algo mucho más profundo que sigue subsistiendo a nivel subconsciente.
Convivo a diario con una tristeza, con mi madre y mi padre y mi hermano. La tristeza es una más de casa gracias a mi padre. Este hombre dominante, y machista tiende enseñar quien es el que manda en casa y a quien tiene la última palabra. Y lo hace sobre mi mi madre, quien a pesar de ser una mujer fuerte y luchadora se deja mandar pata evitar cualquier conflicto. Ya que sabe que a la mínima yp salto y defiendo nuestros derechos, nuestra dignidad y nuestra amada libertad...
Estoy harta de vivir esta violencia, y mas triste aun al ver que he perdido a mi madre en ese agujero negro.
Sexismo es ese agujero negro en el que nos encierran, y yo no quiero estar ahí.
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