Las razones más habituales por las que lavamos el pollo son para eliminar la suciedad o los gérmenes, como la bacteria campylobacter, causante de enteritis, una de los tipos más comunes de infección alimentaria; asociada fundamentalmente al consumo de aves mal cocinadas, vegetales frescos o leche sin pasteurizar. Los síntomas, diarrea, dolor abdominal, fiebre náuseas un vómito.
Aunque la mayoría de las personas infectadas sanan a los pocos días, en algunos casos puede ocasionar problemas de salud a largo plazo. Para evitar el contagio de la bacteria, el pollo que consumimos debe estar bien cocinado.
Sin embargo la bacteria campylobacter, la cual puede estar presente en el pollo crudo, puede diseminarse al lavarlo, a través de las salpicaduras de agua, contaminando las superficies de trabajo, nuestra ropa y utensilios.
Por norma el tratamiento para la infección por campylobacter consiste en tomar abundante agua, controlar la dieta, ingerir alimentos ricos en potasio y sales minerales. Y se recomienda visitar a nuestro médico.
| BBC
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