En el desierto, el escarabajo Stenocara sobrevive gracias a una curiosa adaptación de sus alas. El insecto las extiende por la mañana y recoge el agua del rocío. Posteriormente guarda el agua y así sobrevive otro día.
Un grupo de investigadores de la Universidad Rice en Houston quieren copiar al escarabajo, construyendo un bosque de nanotubos de carbono con un diseño especial capaz de atrapar el agua del aire de los desiertos y almacenarla para su posterior consumo.
La parte superior de los nanotubos atrae el agua contenida en el aire y la parte inferior del nanotubo repele el agua. La combinación de zonas atrapa el agua en el interior de cada tubo para posteriormente extraerla a una zona de almacenamiento. Lo más interesante del proceso es que no requiere ningún tipo de energía.
Desde luego los nanotubos de carbono son tan pequeños que necesitaríamos bosques enteros de ellos para abastecer poblaciones. Sin embargo se podrían instalar en zonas desérticas depósitos de agua alimentados por nanotubos para el suministro de pequeños asentamientos.
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