El jueves pasado, en la ciudad de León, Guanajuato, una pareja de profesores pasaba tranquilamente el rato en una plaza pública, cuando cometieron el "pecaminoso" error de darse un beso en la boca.
Una señora que iba saliendo de un templo catolico anexo a la plaza los increpó y empezó a discutir con la pareja. Al no llegar a un acuerdo, la señora pidió que lo acompañara con la policía.
Manuel Berumen pensó que las autoridades le iban a dar la razón e iban a defender sus derechos. Pero no, la policía le dio la razón a la mujer, lo esposó y lo llevó con el juez; mismo que ordenó un arresto por doce horas por besarse en un lugar donde menores de edad pueden verlos.
Ante esto, un grupo de parejas de León se manifestaron en las calles de esta ciudad dándose un beso por la detención ridícula del profesor. Incluso el alcalde se ha manifestado al respecto:
No existe ningún artículo que prohíba los besos en la vía pública, al contrario son muy saludables y se los recomiendo. […] La actuación de la policía y del juez no fue apegada a derecho, no hay un criterio, no la avalo, ni la avala ninguno de mis directores subordinados, por eso he dado instrucciones para que se investigue este hecho a fondo.Es ridículo y absurdo como actuaron las autoridades municipales. Todavía hay gente que no entiende que “la ley" de su "dios" no se puede aplicar a todos los ciudadanos. Si alguien se les sale del guacal, que los castiguen dentro de su iglesia. Que los excomulguen, quemen en la hoguera, torturen como en la época de la inquisición o lo que les venga en gana. A menos claro, que si sea un delito.
| VivirMexico
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