"La llamada de extorsión nos cambió la vida"
Los vendedores informales también han tenido que pagar a los integrantes de las bandas delincuenciales que operan en el municipio de Nezahualcóyotl.
La llamada fue intimidante: “Nos tienes que pagar para que no te matemos y matemos a tu familia”, se oyó en el teléfono.
La amenaza la recibió un político en su domicilio particular. Le dieron los nombres de los miembros de su familia y las actividades a las que se dedicaban. Cundió el miedo entre sus seres queridos.
No esperó más tiempo. Horas después de la llamada sacó a su esposa e hijos de Nezahualcóyotl para mudarse a otra casa fuera del Estado de México. A sus hijos los dio de baja en las escuelas a las que acudían y de inmediato los inscribió en otras lejos de ese municipio mexiquense.
“La llamada de extorsión nos cambió la vida a mí y a mi familia de manera radical”, contó el político mexiquense. Recuerdos, amigos y trabajos se quedaron en Nezahualcóyotl. Salvar su vida y la de su familia fue, desde ese momento, su prioridad.
Las extorsiones en Nezahualcóyotl y en la zona oriente del Valle de México se incrementan sin que se registre en las cifras oficiales.
Prácticamente todas las actividades comerciales-políticas-educativas ya fueron alcanzadas por el crimen organizado. Adrián es dirigente de una agrupación de transportistas en Nezahualcóyotl. Supuestos miembros de La Familia Michoacana le exigieron 100 pesos mensuales por cada una de las 300 unidades del sitio que encabeza.
“Los 30 mil pesos los tengo que entregar puntualmente todos los meses, sin falta, porque de lo contrario me matan a mí y alguno de los compañeros choferes”, denunció.
Don Felipe tiene una miscelánea en un local muy pequeño en la colonia Benito Juárez que casi se encuentra vacía porque no tiene capital para invertirlo en mercancía.
A su negocio llegaron dos hombres que se bajaron de una camioneta de reciente modelo, en tanto afuera, otras dos unidades con varios hombres más aguardaron.
Los dos tipos le pidieron mil pesos mensuales a cambio de no hacerle daño ni a él, ni a su familia.
Don Felipe les dijo que de dónde iba a sacar tanto dinero si apenas vendía para comprar sus tortillas y frijoles para subsistir.
No les importó. Al cumplirse el plazo regresaron por el dinero exigido. Don Felipe intentó acudir a la Policía Municipal, pero desistió cuando se dio cuenta que dos elementos que viajaban en una patrulla saludaron desde la unidad a los que les tiene que dar los mil pesos cada 30 días. Algo muy común, dicen vecinos.
Los vendedores informales también han tenido que pagar a los integrantes de las bandas delincuenciales que operan en Nezahualcóyotl.
Comerciantes de elotes que recorren las calles del municipio tienen que entregar 3 mil pesos mensuales por cada camioneta que carga su carrito. Desde junio varios hombres armados se acercaron con ellos para pedirles la “cooperación”.
“Ya nos han hecho advertencias de que ya no podremos trabajar si no pagamos la cuota. Salíamos diario de cuatro a nueve de la noche, hay veces que sí terminábamos y otras que no”, narró uno de los vendedores.
Incluso los que venden tamales, carnitas, discos, películas, tacos y papas fritas en las calles de Nezahualcóyotl tienen que entregar dinero a los hombres que se presentan cada mes armados a amenazarlos.
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