Según informó el Daily Mail, ni bien recibieron al animal en su consultorio, los veterinarios decidieron realizarle una cirugía de emergencia para extraerle las punzantes espinas de su cabeza, su pecho, sus pies e incluso en la boca.
Pero a pesar de que ya se está recuperando del ataque que sufrió algunas de las púas quedaron dentro del cuerpo del perro. Para los médicos el perro tuvo suerte de que ninguno de esos espinas golpeara sobre sus ojos.
Jerry y Noles Allison, los dueños del bulldog, explicaron que Bella estaba jugando con otros animales domésticos cerca del estanque de su casa el 29 de julio pasado, cuando se encontró con un puercoespín. La familia cree que la mascota se colocó demasiado cerca de su agresor, lo que provocó su ira y el posterior ataque punzante.
Mientras tanto, Bella Mae se halla sometida a un tratamiento con antibióticos por las espinas que mantiene incrustadas en su piel y que los veterinarios no pudieron removerle.
| La República