Esta semana la UNICEF publicó el informe “Estado Mundial de la Infancia 2012. Niñas y niños en un mundo urbano” en el cuál se señala que México ocupa la posición 113 en el orden descendente de países de acuerdo a la tasa de mortalidad de menores de 5 años de 2010. Lugar que comparte con Belice, Fiji, Sri Lanka y ¡Libia! con 17 muertes por cada 1000 niños. Y con países como El Salvador, Argentina, Uruguay, Estados Unidos, Cuba, Japón e Islandia en mejores posiciones que nosotros por ejemplificar (con 16, 14, 11, 8, 6, 3 y 2 muertes respectivamente).
El estudio aborda más las problemáticas y propuestas para mejorar la situación de la infancia (y reducir el índice de mortalidad) en torno a problemas de salud: desnutrición, vacunación, acceso a agua, atención médica, enfermedades respiratorias, etc. Pero cuando revisamos el caso de México de forma más particular vemos que de acuerdo a estadísticas del Sistema Nacional de Información en Salud, de 2000 a 2008, la tercera principal causa de muerte en niños de 1 a 4 años son los “Accidentes de vehículo motor” con un 7.4%. Sólo superado por “enfermedades infecciosas intestinales” e “infecciones respiratorias agudas bajas” con una diferencia de .6% y .2% respectivamente (es decir: nada).
Más grave todavía cuando vemos que entre niños de edad escolar, de 5 a 14 años, es ¡la primera causa de muerte en México! con un 13.4%; seguida de una enfermedad como la Leucemia que alcanza el 8.7%. En este mismo sector de la población la Organización Mundial de la Salud señala a los accidentes de tránsito, como la segunda (no la primera) causa de muerte a nivel mundial y la primera entre personas de 15 a 29 años de edad.
Sí, los problemas de pobreza, falta de servicios básicos y atención médica siguen siendo las principales causas de que los niños padezcan enfermedades que los lleven a la muerte, y sigue siendo la urgencia a atender. Pero por el otro lado ¿No les parece tonto que niños mueran por motivos menos complejos, controlables y evitables como los accidentes de tránsito? ¿No es más deprimente que mueran niños por negligencia al conducir (algo muy prevenible) que por un cáncer o una enfermedad infecciosa? Y peor aún cuando la negligencia no viene de algún desconocido que maneja a gran velocidad o se pasa un alto, sino por los propios padres debido a su forma de conducir, a llevarlos al volante, a no cruzar calles debidamente o al simple hecho de no ponerles el cinturón de seguridad, como lo que les platicaba al principio.
También es cierto, a menos que dejáramos de usar automóviles podríamos reducir a 0 los accidentes de tránsito. Pero si nos fijamos las precauciones que debemos tomar para reducirlos y no poner en riesgo a los niños son muy sencillas:
- Utiliza asientos de seguridad para niños
- Asegúrate de ponerles o de que ellos se hayan puesto el cinturón de seguridad correctamente
- Conduce al nivel de velocidad permitido y no demasiado rápido
- Si la persona que conduce, sea en auto particular o transporte público, lo hace de forma agresiva, bájate y baja al niño, es mejor cambiar de transporte.
- Si otro conductor maneja a exceso de velocidad o agresivamente, déjalo pasar o pon distancia de por medio
- No conduzcas si no estás en condiciones de hacerlo (por uso de drogas, alcohol o nerviosismo)
- Enséñalos a cruzar la calle de forma correcta y segura
- Camina por la acera o si no hay, hazlo de frente al tránsito pegado a tu extrema izquierda
- Llévalos de la mano incluso en estacionamientos
- No cruces detrás de camiones o autobuses, siempre por el frente y a una distancia visible
- Sube y baja a los niños a la derecha del automóvil, pegado a la banqueta
- Llévalos a jugar a parques y campos destinados a esto, no los dejes jugar en la calle
- Ve enseñándole los lineamientos de tránsito y a respetarlos
- Además, claro, respeta tú mismo el reglamento de tránsito
De acuerdo a este mismo estudio de la UNICEF, se puede ver que en 20 años (1990 a 2010) México ha logrado reducir la mortalidad infantil de 49 a 17 por cada 1000 niños, pero para seguir a la baja es necesario tomar precauciones para no irnos al otro extremo. Pues en el caso de los accidentes de tráfico, al igual que sucede con la obesidad, ya no es la falta de recursos sino el abuso y el mal uso de los mismos, lo que provoca la mortalidad infantil.
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