
Amelia pasó buena parte de su infancia con sus abuelos maternos, quienes le proporcionaron un estilo de vida lleno de comodidades. Su abuelo, Alfred Otis, era un prominente juez retirado, que pensaba que el padre de Amelia, Edwin Earhart, abogado de empresas del ferrocarril, no estaba en condiciones de proveer a su familia un estilo de vida lo suficientemente holgado.
Durante su infancia, Amelia dio muestras de una personalidad inquieta y audaz, pues se involucraba en actividades atribuidas a los chicos: escalaba árboles, se deslizaba en trineo y disparaba a ratas con un rifle. También tenía como pasatiempo reunir recortes de periódicos de mujeres famosas que sobresalían en actividades tradicionalmente protagonizadas por hombres
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