Baños de nieve como remedio para tener niños sanos en invierno.

“Puedo llevar a mi hijo al sauna y después salir juntos a bailar en la nieve. A él le encanta este modo de vida tan saludable”, afirma Andréi Kapústinsk


En una guardería ucraniana encontraron una solución para fortalecer las defensas y evitar la incidencia de enfermedades durante el gélido invierno: ‘bañar’ a los niños en la nieve.

Los niños comienzan a someterse a este proceso de resistencia al frío a la edad de 4 años. Durante el verano y el otoño se duchan al aire libre, primero con agua tibia y luego cada vez con agua más fría. La temperatura del agua se va reduciendo un par de grados cada vez.


Ya en el invierno los menores comienzan sus “baños de nieve”: acuden todos juntos a un sauna y después salen a correr por manto blanco y bailar al son de una música alegre. Al terminar este peculiar ‘miniritual’ vuelven al sauna donde les sirven té de hierbas y bayas.

“Actualmente, el problema principal son los resfriados. Nuestro método es para prevenirlos. Nuestros niños se enferman menos y sus padres están satisfechos de ello”, dice la pediatra Ludmila Ílkina.

En esta escuela este sistema de adaptación y resistencia al frío existe desde hace 11 años. Y los padres no dudan en hacer largas filas para poder inscribir a sus hijos en ella.

Las ventajas de hacerse resistente al frío las han comprobado todos aquellos que han disfrutado de este método de fortalecer sus defensas. Sin embargo, como toda opción alternativa, a veces provoca los recelos en los adultos, al grado de llevarlos a negarse a probarlo.

“A decir verdad, es un poco impresionante. Nosotros mismos nunca nos hubiéramos atrevido a correr así por la nieve, pero nuestro hijo nos dice ‘Mamá, papá, vengan conmigo’. Y tenemos que responderle que lo haremos después” cuenta Irina Sopilnyak, madre un escolar.

Ninguno de los pequeños teme ya salir desnudo a la intemperie en invierno. Dima tiene solo 5 años y ya es un experto ‘niñomorsa’. “Cuando corro por la nieve no me enfermo: no tengo miedo del frío”, dice.

Este ritual forma parte de las ya tradicionales diversiones invernales, como patinar o esquiar. La terapia no solo aporta una gran alegría a los pequeños, sino también beneficios notables en su salud.


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