El precio de la belleza es alto, vestir a la moda, someterse a tratamientos, mantenerse en forma, todo ello requiere dinero, tiempo y sacrificio. Mientras se pueda y se quiera pagar, adelante con las damas bellas. El problema es cuando ese precio es la salud, cuando el precio para tener una piel “más blanca” o con menos arrugas es tener jaquecas, entumecimiento, depresión y pérdida de memoria. En ese caso, el jugo no justifica la exprimida.
Todavía no sé qué es peor, que la gente se empeñe en comprar productos con mercurio, que los sigan fabricando o que eso sirva para mantener el estigma de que lo hecho en México hace daño. Vamos a los hechos: las autoridades de la salud de California se alarmaron cuando a una mujer mexicana-estadounidense le diagnosticaron intoxicación por mercurio. Pero ¿de dónde venía el mercurio? Al más puro estilo del Dr. House, revisaron su casa para buscar el agente causante y determinaron que era una “crema ilegal” para blanquear la piel, llevada “de contrabando” desde México.
Obviamente, el caso alertó a las autoridades sanitarias de California y en trabajo conjunto con Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades, dieron seguimiento a los hechos, investigaron e informaron que por lo menos 22 personas en cinco viviendas de California y Virginia habían compartido cremas para blanquear la piel producidas en México. Doce personas en California y 10 en Virginia tenían mercurio en la sangre; los mayores niveles se registraron en las mujeres que usaban la crema por lo menos dos veces por día.
Cuando les preguntaron de dónde sacaron las cremas “tóxicas”, dijeron que las habían conseguido directamente desde México o por familiares en Virginia que habían comprado las cremas en México. ¿Intuyen la misma lectura que yo? ¿Quién tuvo la culpa? Pues México, ¿no?
¿Qué hace el mercurio? Bloquea la melanina, que da la pigmentación a la piel y el cabello, por eso “aclara”. Una luce “más blanquita” -o menos morenita, mejor dicho- a costa de dañar el sistema nervioso y los riñones. Además, entre los bonitos efectos secundarios están la irritabilidad, dificultad de concentración, pérdida de memoria, insomnio, pérdida de peso, y hormigueo en manos y pies o alrededor de los labios. Pero ¿quién necesita un buen sistema nervioso o buen carácter cuando se es blanco?
No se necesita ser un genio o un adivino para inferir que el mentado producto es “Aguamary”, una crema fabricada en Sinaloa que desde el año pasado se relacionó con casos de intoxicación por mercurio, razón por la cual la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) tomó cartas en el asunto, emitiendo un alerta y llevando a cabo las medidas correspondientes para el caso.
Se supone que la crema se había retirado de circulación y que se había alertado a la población para que no la consumiera, pero igual 22 personas en Estados Unidos siguieron comprando el producto y usándolo. ¿Sabrían que era peligroso usarla y que por eso se pasaba “de contrabando” y era “ilegal” o, de plano, no tenían idea?
Como quiera que sea, el caso es que la crema -cuyo nombre no se menciona en las notas, aclaro que la inferencia es obra de mi mente mal pensada- contenía niveles de mercurio de 20.000 a 56.000 partes por millón, cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos sólo permite vestigios de mercurio en las cremas menores a una parte por millón. Así de sobregiradas estaban.
Ya sé que la noción de belleza importada nos dice que la piel clara es la mejor. Es una pena que las personas compren esa idea. Como mujer de piel blanca les puedo decir que ni es tan bueno, ni representa ventaja alguna, por lo menos en cuanto al cuidado de la piel se refiere. Yo no sé por qué la gente morena no valora la belleza de su tono de piel. En fin, queda el segundo aviso: por su bien, no usen ni compren cremas para aclarar la piel que contengan mercurio.
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