“Condón, más confiable que el destino”: Conapo

“Un condón es más confiable que el destino”, no lo digo yo, lo dice la campaña que lanzó el Consejo Nacional de Población (Conapo) para prevenir el embarazo no deseado en adolescentes. En la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2009 (ENADID), se advierte que seis de cada diez adolescentes no usan métodos anticonceptivos en su primera relación sexual y cuatro de cada diez adolescentes embarazadas declararon no haberlo planeado -aunque dudo que las otras seis lo hayan hecho a sabiendas de lo que se trataba y por voluntad propia-.

De acuerdo con esta encuesta, la edad mediana en la que ocurre la primera relación sexual entre la población femenina es de 18 años y la edad mediana de uso del primer anticonceptivo es de 24 años; es decir, pasan seis años antes de que las mujeres se tomen en serio los riesgos que implican tener una vida sexual activa. En el inter, algunas quedan embarazadas, emulando un reality show de MTV, pero sin las cámaras ni el glamour.

Diez años tuvieron que pasar para lanzar de nuevo un programa de este tipo, para dar cumplimiento a una de las estrategias del Programa Nacional de Población 2008-2012 -seguro piensan que más vale tarde que nunca-.

La Campaña para la Prevención Integral del Embarazo Adolescente No Planificado e Infecciones de Transmisión Sexual ya fue lanzada y se difundirá durante febrero y marzo -para que en abril a los adolescentes se les vuelva olvidar y a hacer fácil no usarlo-. Consiste en spots de cine, de radio y material impreso en medios de transporte, así como audiovisuales. Además, con apoyo del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, se produjeron y transmitieron anuncios de radio en doce lenguas indígenas, adecuados al contexto cultural de cada región.

En este espacio ya se había alertado en torno a la relación entre menor ingreso y mayores tasas de fecundidad, es decir, las adolescentes de estratos socioeconómicos “muy bajos” y “bajos” -“pobres” y nos quitamos de eufemismos- se embarazan más que el resto, por eso, la campaña se enfoca en zonas urbanas marginadas e indígenas -como si muchas de esas mujeres tuvieran opción sobre usar o no usar condón o, incluso, sobre tener relaciones sexuales-.

También en este espacio -ni siquiera ha pasado una semana desde entonces-, advertí sobre la pertinencia de usar condón. La respuesta de los lectores fue: a. el VIH no existe -sólo lo indico, no pienso abundar al respecto-; b. si la relación es monógama, ¿para qué usar condón?; c. “la responsabilidad se compra en paquetes de tres condones, y que viva la industria del látex” -mi favorito-.

Disculpen si parece que me patrocina alguna empresa que fabrica condones -bueno fuera-, pero estoy convencida de que el condón es fundamental para evitar enfermedades de transmisión sexual (ETS) y embarazos no deseados.

Félix Vélez Fernández, secretario general del Conapo, comentó que de acuerdo con estadísticas de 2010, las infecciones de transmisión sexual en adolescentes de 15 a 19 años es de 5.7 por cada mil, y en los de 20 a 24 años, de 5.8 por cada mil. Lo que quiero decir es que, más allá de nuestras posturas personales sobre el tema, los adolescentes tienen relaciones sexuales, se embarazan y contraen ETS. Eso es un hecho, no una opinión. Si hasta el momento, el medio más eficaz -con todas sus réplicas, desde las prácticas, hasta las morales- para evitarlo es el condón, ¿por qué no usarlo?

Claro, se puede poner una especie de cámara secreta en la pareja para asegurar la fidelidad y así evitar las ETS, y además usar otros métodos anticonceptivos. El gobierno no puede hacer eso. Se puede promover la abstinencia de manera impositiva. El gobierno ya lo intentó y tampoco lo pudo hacer. Lo único que puede hacer el gobierno es justo esto: campañas de prevención. De esto a nada, yo me quedo con esto.

Es curioso que al condón se le haya satanizado al grado de amenazar con cárcel a quienes los repartieran en el Carnaval de Mazatlán, como si el condón fuera un objeto diabólico que incita a la promiscuidad y despierta lascivia entre los adolescentes. El condón es un objeto, una herramienta, acaso un paliativo contra embarazos no deseados y ETS, hay que verlo como tal y usarlo como tal. Cada quien es libre de disfrutar su sexualidad como mejor le parezca, pero hay cosas que más vale no dejar al azar. Si usar y promover el uso del condón es irresponsable, entonces lo soy, “yo la peor de todas”.


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