La vida de un hombre de ciencia está saturada de momentos verdaderamente angustiosos. Pero con frecuencia el sabio los pasa en su laboratorio, solo, o rodeado de sus ayudantes, que comparten con él sus temores y sus alegrías.
El público ignora por completo cuántas pruebas es necesario efectuar entre muros blancos antes de conseguir, no ya un modelo de avión, un automóvil o un poste de televisión, sino simplemente un interruptor eléctrico, un lápiz en el que la mina no se quiebre en el interior de su funda de madera o un bote de conservas que evite la fermentación de su contenido.
Lo que el público ve es un resultado impecable de una labor que ha costado muchos sinsabores y disgustos, e ignora completamente toda la fase preparatoria que se realiza en los laboratorios.
Jacques Piccard | Profundidad 11.000 metros
[VIA ]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Todo comentario es sujeto a moderación. Piensa antes de enviar.