Hay un fenómeno que se da cada mucho tiempo, más especial que la alineación de estrellas que puedan esperar aquellos que creen irracionalmente en la astrología, es ese momento en el que tienes la suerte de estar en el lugar y momento adecuado para escuchar como un niño pequeño es capaz, con su inocencia y (lo que es aun más importante), con su creatividad, de plantear una pregunta demoledora como ésta a un adulto.
Es, sin ninguna duda, una pregunta de esas con las que un niño de menos de 10 años es capaz de hundir el orgullo y toda la sabiduría del más excelso sabio de una Universidad.El error del pavo inglés. EUG (2012)
Un científico no es solamente una persona que atesora conocimientos adquiridos por otros a lo largo del tiempo, sino aquella persona que aplica un método apropiado para conocer, y para ello es fundamental que sepa reconocer aquello que no sabe.
Saber que es lo que no se sabe, y reconocerlo, es aquello que distingue a los grandes de los pequeños, y a los malos de los buenos científicos.
Por supuesto, y como era de esperar, Neil deGrasse Tyson pasa el test de forma magistral.
Richard Dawkins cuenta en “El Capellán del Diablo” como su profesor de zoología Ioan Thomas dio una lección inolvidable a sus alumnos. Les preguntó en clase a sus alumnos por Hydra.
Ioan planteó la pregunta, “¿Qué animal se come a Hydra?”, uno por uno fue preguntando a todos y cada uno de ellos, “¿qué animal se come a Hydra?”, ninguno conocía la respuesta, después de haber preguntado nombre por nombre a todos sus discípulos sin obtener respuesta alguna, la curiosidad debió vencer a la vergüenza cuando uno de los alumnos se aventuró a preguntar al zoólogo “Señor, señor, ¿qué animal se come a Hydra?”, el señor Thomas esperó a que el silencio se apoderase de la sala, momento en el cual respondió con lentitud y claridad extremas:
“No lo sé… (Crescendo) No lo sé… (Molto crescendo) Y no creo que el señor Coulson lo sepa, tampoco. (Fortísimo) ¡Señor Coulson! ¡Señor Coulson!”
Fue a buscar al profesor del aula contigua (el señor Coulson) para preguntarle delante de sus alumnos “¿qué animal se come a Hydra?”, “No lo sé” respondió igualmente el señor Coulson.
No lo sabía Ioan Thomas, no lo sabía el señor Coulson, no lo sabía nadie en el aula, en ese momento los compañeros de clase de Dawkins debieron aprender a “saber lo que no saben”.
Esta es, sin duda, una muestra de humildad que no existe en la gran mayoría de los encargados de transmitir ciencia, y con esa falta de humildad se pierde lo que Thomas y Coulson transmitieron de forma magistral a sus alumnos, la ciencia es una herramienta para alcanzar conocimiento, aunque únicamente se enseña una de sus facetas, el conocimiento ya adquirido, el cual únicamente sirve para memorizar datos en la mayor parte de los casos, la parte más interesante de la ciencia, la humilde, la que trata de aprender y la única que avanza, esa es la que se pierde.El error del pavo inglés
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