Antes que todo quiero hacerte una pregunta, regularmente cuando hablas por teléfono con tu madre, tu pareja, compañeros de trabajo, hijos, amigos, etc. ¿Conectas una bocina de gran potencia al speaker para que quienes se encuentren entre 2 kilómetros a la redonda puedan escuchar los detalles?.
Si usas redes sociales como Twitter, Facebook, Google+, Foursquare, entre otras, para tratar asuntos personales, espero que tu respuesta a mi pregunta anterior sea afirmativa. Porque es exactamente lo que sucede, pero en mayor magnitud, con las conversaciones que sostenemos y todo el contenido que publicamos a través de las redes sociales y el Internet. A diferencia de si conectáramos un par de bocinas a un teléfono, donde la conversación solo será escuchada por quienes estén cerca. Cuando conversamos en Internet, millones de personas en todo el mundo tienen acceso al contenido sin moverse de su asiento y sin necesidad de estar cerca.
Y aunque borrar contenido comprometedor, limitar el acceso a nuestras cuentas o solo entablar conversaciones entre grupos privados, puede resguardar un poco más nuestra privacidad. NUNCA olvidemos que en Internet el escrinchonísmo (la acción de tomar una captura de pantalla al contenido, pero no vayan a buscar esta palabra en la RAE) es más rápido que la velocidad de la luz.
Esto no significa que debemos dejar de usar las redes sociales y el Internet, si no que tenemos la obligación de aplicar responsabilidad al contenido que publicamos en ellas.
Como entes individuales tenemos todo el derecho a decidir publicar lo que queramos, aún esto nos traiga consecuencias negativas. Pero de lo que no tenemos derecho es de publicar detalles o información, por inofensiva que esta sea, sobre nuestros amigos y familiares sin su autorización.
El siguiente twitt es solo un ejemplo simple de cuánto puede impactar de forma extremadamente negativa a nosotros mismos y a terceros lo que publicamos en Internet.
La semana pasada escuché el relato de un hecho que me ha dejado atónita.
Resulta que una chica escribió una queja en el muro de Facebook de una empresa telefónica, porque el servicio de Internet residencial de su hogar tenía problemas desde hacía una semana. Al otro día y mientras estaba en su horario laboral, la chica recibió una llamada a su celular, era el técnico de la compañía telefónica. Quien de manera muy formal y especificando su número de reclamación, le pidió que por favor le ubicara con la dirección para resolver la avería.
Resulta que una chica escribió una queja en el muro de Facebook de una empresa telefónica, porque el servicio de Internet residencial de su hogar tenía problemas desde hacía una semana. Al otro día y mientras estaba en su horario laboral, la chica recibió una llamada a su celular, era el técnico de la compañía telefónica. Quien de manera muy formal y especificando su número de reclamación, le pidió que por favor le ubicara con la dirección para resolver la avería.
La chica inmediatamente facilitó todos los datos. Pero luego pensó que resultaba extraña esa llamada a su celular, pues no fue ella quien realizó la reclamación si no su hermano, ya que el servicio está a nombre de éste.
Una hora después el supuesto técnico de la telefónica vuelve a llamar, esta vez para preguntar quienes están en la casa para recibirlo. Es ahí cuando la chica empieza a hacerle otras preguntas como cuál es el número de teléfono que está en la orden y quién la creó. El técnico en lugar de responder a sus preguntas, le comunica lo siguiente: "si usted no coopera no podré ayudarla con la avería, pase buenas tardes", y cerró el teléfono.
Al final se pudo confirmar que la llamada fue totalmente fraudulenta. ¿Cómo obtuvieron sus datos? ¡Obviamente a través de Facebook!. Su nombre está ahí, además cuando ella realizó la queja en el muro de la empresa telefónica escribió el número de reclamación. Sumado a que días antes también había publicado en la red social su número de celular porque estaba vendiendo un Blackberry usado que acababa de cambiar.
¿Qué habría pasado si la chica no reacciona a tiempo y sus padres que estaban solos en la casa reciben al falso técnico?
Volvamos a la pregunta que realicé al inicio de este artículo, pero esta vez con una exhortación: si no tienes las agallas de conectar una bocina de 1.600 watts de potencia al speaker de tu teléfono, para que así todos tus vecinos y quienes se encuentren cerca puedan escuchar los detalles de tus conversaciones ¿por qué entonces sí compartes con millones de personas extrañas en Internet, conversaciones personales, detalles de tu vida y la ubicación exacta de donde te encuentras?.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Todo comentario es sujeto a moderación. Piensa antes de enviar.